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Buscando la perfección líquida...

Personajes

Antoni Vilanova Ballará

Antoni Vilanova Ballará
Ya he dicho varias veces que soy habitante de Blanes, pero lo que no he comentado nunca, es que en esta misma población habita uno de los mejores cocteleros del mundo; Antoni Vilanova. Ha sido campeón de Europa y subcampeón del mundo de coctelería y su curriculum le avala como maestro de maestros.
Dicen que no le gusta el alcohol, por lo que ha sido comparado con Beethoven, que compuso sus mejores obras siendo sordo.
Clase, elegancia, precisión y mucho conocimiento sobre el mundo de la coctelería hacen del señor Vilanova todo un fuera de serie.
Sin duda alguna todavía me queda mucho que aprender al lado de "monstruos" como el que nos ocupa.
Me compré su último documental en DVD "la vita é un cocktail baby" donde enseña obras clásicas, modernas, creaciones propias y decoraciones y es realmente genial.

- Gin Giró le dedica un apartado de su web. Antoni Vilanova.

Constantino Ribalaigua

Constantino Ribalaigua

Constantino Ribalaigua, Constante para los amigos, nacido en Lloret de Mar e hijo de pescadores, decidió hacer las Americas y comenzar a trabajar como cantinero (barman) en 1914 en el Floridita de Cuba. La catedral del Daiquiri, lo recibió con las manos abiertas y debido a su gran profesionalidad , conducta y oficio a finales de la Primera Guerra Mundial (1918), se hizo cargo del emblemático bar. Poco a poco el lugar fue ganando credito debido a la pureza de sus mezclas y el trato a la clientela.
Constante convirtió el Floridita en una escuela de barmans e hizo del arte de la coctelería una liturgia de gran ceremonia alquimista, un espectáculo de dignidad profesional.
A principios de los años 30, Ernest Hemingway descubrió el Floridita y desde entonces se forjó una leyenda de su personaje. Actualmente, todavía se conserva en el local un busto en su honor. Ernest prefiría los daiquiris con el doble de ron y Ribalaigua no dudaba en prepararselos al gusto e incluso perfeccionarlos.
Constante realizó una carta de cocktails con más de 150 variedades en los que más de la mitad, contaban con zumo de limón extraídos de su propio limonar y de resultado ácido y jugoso. Además el azucar, producto nacional, era un ingrediente a añadir al gusto en casi todas las mezclas.
Hemingway, en su obra póstuma, "Islas en la corriente", estampó por los siglos de los siglos la crónica del bar y de su Daiquiri (“Había bebido Daiquirí doble helado, los grandiosos que preparaba Constante, que no sabían a alcohol”).
En la actualidad en Lloret de mar, existe una calle con su nombre donde se encuentra situado el hotel donde trabajo.